Svensk Dröm!

domingo, 27 de julio de 2014

Las delicias y los dolores de viajar

Este texto nace en febrero de 2012 cuando me encuentro esperando en Schiphol, el aeropuerto de Amsterdam, punto de conexión entre mis vuelos desde la Ciudad de México hacia Dubai. Me recuerda un poco mi primer viaje a Europa.

En esa ocasión volé a Heathrow, el gran aeropuerto de Londres. La emoción de salir de mi país, un objetivo que me planteé desde mucho tiempo atrás, hacía que nada importara realmente. Ni el tiempo de vuelo, ni las características del asiento o del avión, ni los sanitarios, ni el trato de las y los sobrecargos, ni la comida, ni los idiomas, y en mi caso particular, tampoco las alergias o enfermedades. Todo era aceptable, hasta placentero.

Diez horas de vuelo representaban una linda oportunidad de leer con la tranquilidad de poder engancharme y que nadie vendría a pedirme aquel correo o el teléfono no iba a sonar. El asiento, chiquito, así como soy yo, me era suficiente, acogedor, seguro, ¡oh! ¡Tiene una pantallita enfrente! ¡Películas! ¡Con lo que me gusta ver películas! Era simplemente genial. Además si este asiento está cerca de los sanitarios, ¡hombre, que conveniente! Siendo un avión que transporta a gente con tantos recursos, sin duda deben estar limpios y estar cerca es mejor para que en caso de escurrimiento  la solución esté a la mano. Por si fuera poco, me atenderían las chicas más guapas que puede haber, al menos esa era la fama que tenían las sobrecargos, chicas de calendario al servicio del viajero. Lindas, amables, serviciales y siempre sonrientes. Con esas caras angelicales servirían la comida que dicho sea de paso, sería deliciosa y saludable, digna de una aerolínea de clase mundial con flotillas enormes y presencia en todo el orbe, la cual, con estos servicios de tanta alcurnia, cobra cantidades a veces un poco elevadas. Todo esto aderezado con las emocionantes dificultades lingüísticas, que para un viajero de cepa son la sal y la pimienta de los viajes. Tener hambre y querer expresarlo en idiomas diversos es un reto que se antoja harto divertido.

Como verás, todo un placer para los cinco sentidos.

No necesariamente...

Mientras más largo el viaje, más martirizaste es. Se puede leer ciertamente, aunque si tienes la suerte de tener de vecino a un niño chillón, ya valió madres (no aplica si el niño es sueco). Si eres susceptible al ruido, leer en un avión no es opción. Las turbinas producen tal ruido que la cabina más bien parece planta de producción de acero. Ahora mismo viene una mujer en el asiento de en frente muriendo lento por mareo (ya dejé la terminal evidentemente). Los asientos dan claustrofobia, tal vez las gallinas viajan más cómodas en los camiones. La mujer, de tamaño considerable, se retuerce no se si por náuseas o desesperación y con su mano tapa la pantallita que tiene en el respaldo de su asiento, ahí donde supuestamente yo estoy viendo Argo. Y es que no hay espacio suficiente para estirarse (o retorcerse). De acuerdo, en business class sí que hay espacio, ¡pero el boleto cuesta más caro que un coche! Ella viene con el que parece ser su pareja. Creo que a el lo tiene sin cuidado lo que la pobre dulcinea siente, la mira de reojo, arquea la ceja y vuelve a dormir, -hombres- diría mi abuela.

Las sobrecargo no le dan mucho mejor trato. Hablan holandés, no entiendo lo que dicen pero no tienen ceño de preocupación sino de molestia. -¿Qué traerá esta pinche vieja?- se deben de preguntar, de eso les veo cara con el entrecejo fruncido. Ya le dieron más agua. De ser por el marido creo que mejor se la aventaba en la cara pero con todo y el vaso. Alguna vez hablé con una conocida sobrecargo (no azafata, según ella, aunque me gusta más el sonido y encima, sobrecargo suena a que estas empleadas son como bultos extras en el avión) y ellas, de lo que se quejan amargamente es de los pasajeros. Luego entonces las sobrecargos son como casi todos los médicos que conozco: dicen escoger su profesión por vocación pero al paso del tiempo, el objeto del servicio que brindan -entiéndase la gente, pasajeros o pacientes- son lo que más aborrecen. Vaya profesión tan feliz la suya. Ya se que no todos son iguales, pero sin miedo a exagerar, al menos la mitad no tienen cara de alegría. Ya llegaron más refuerzos, un holandés típico: más de dos metros de altura y que ha fungido en el vuelo como garrotero. Le preguntaron si se siente mejor. Ella, con la cabeza entre las rodillas no la veo en condiciones de afirmar, la pregunta es necia.

¿Habré de profundizar en lo rico de la comida de los aviones? En realidad pocas veces sabes lo que comes, hoy era algo que llamaron pollo. Tenía una salsa de algo, de color entre verde y café. Tenía arroz esta vez, así que ahora sí reconocí algo. Por cierto, me acaba de llegar un aroma que bien le viene a la imagen que da la comida de avión, pero que en esta ocasión más bien proviene del mareo de la mujer de enfrente y que emana desde los pulcros lavatorios. Si alguna vez han hablado con una azafata, ya les habrá aconsejado nunca ir descalzos al baño del avión... orines es lo menos que llevarán impregnado en los calcetines hasta su destino.

En el viaje desde México sí dormí. De Amsterdam a Dubai nada. Dormir en avión te hace tener habilidades especiales como por ejemplo dormir en cualquier parte y cualquier condición. De calor sofocante a frío invernal, sentado de señorito a contorción china. Cabeceo dirigido, sólo hacia adelante y hacia atrás, pocas veces a los lados. Debo decir que no todas las aerolíneas son igual de incómodas. Hay peores y mejores como en todo. Diré las tres que me parecen buenas de las pocas que he tenido la oportunidad de conocer: Emirates, toda una experiencia. Los asientos sin embargo, tienen el mismo problema pero la experiencia general es muy positiva. Swiss Air, siempre elegante como sus ciudades y su gente, también es bastante agradable. Norwegian Airlines, hasta donde se, la primera que ofrece internet inalámbrico durante el viaje, un valor agregado para los adictos a la conectividad. Estas son mi "top 3". No diré cuales son las malas pues dependerá también de buenas o malas experiencias que cada uno haya tenido. Por ejemplo, si alguien cumplió alguna fantasía sexual con una sueca en el baño de un avión de Ryanair, probablemente recordará esa aerolínea con mucho beneplácito a pesar de todo lo que se conoce de tal aerolínea.

Creo que empiezo a odiar los viajes en avión. Me esforzaré por cambiar a business class a futuro para ver si encuentro alguna diferencia.

Sin embargo algo que sí disfruto mucho son las vistas. En muchas ocasiones me he auto descrito como alguien demasiado simple. Me impresiono con casi cualquier cosa: los insectos, las estrellas, el mar y en los aviones, la vista desde la ventanilla me ha bastado para ignorar todo a mi alrededor. Sí, soy el típico tonto tomando fotografías por la ventanilla. Aquí la más reciente, sobre volando territorio holandés. Un colchón de nubes increíble, lo disfruté mucho.

Notas de avión (Julio 2014)

Actualización: a casi año y medio de haber escrito este texto y de haber abordado un sinnúmero de aviones, he de abundar con las siguientes "notas de avión", las he ido recaudando aquí y allá con experiencias.

- Emirates en efecto es una de las mejores del mundo, pero hay aún mejores. Qatar Airways es espectacular en su clase business aunque eso sí, la comida es la misma para turista, business y first class, es decir, basura. Los espacios entre asientos son un poquito más grandes que el promedio con lo cual viajas menos incómodo. Los esquemas de seguridad nada te los quita (en ninguna a nivel mundial). Ethihad, la aerolínea basada en Abu Dhabi, es otro gran competidor. Las secciones de lujo son brutales, casi de fantasía. Pero también demasiado costosas como para la persona promedio.

Volando hacia Nueva York en un Airbus A380

- La industria aeronáutica es cada vez más mordaz y nos trata cada vez más como simple ganado o mercancía delicada. Su afán de optimización los está llevando a límites críticos de diseño que ya atentan con la dignidad humana. Sus limitaciones hasta para dar un refresco completo son insultantes. He leído una noticia que sugiere el futuro de los asientos; ahora se proponen posiciones "semi-sentado" o no se si decir "semi-parados". Quizá la siguiente gran idea sea ir tomados de una barra como en autobús.

- A veces me pongo a pensar en que prefiero de compañero de viaje, una persona apestosa o un niño chillón. ¿Qué tal un niño indio chillón atrás y una niña necia árabe adelante? - así me tocó el último vuelo. 

- Despega el avión, "tun", se apaga la señales de cinturón de seguridad en todo el avión: ¡Todos a cagaaar! 

- Audífonos con entrada doble para que no se los roben.. Calidad de audio ínfima. Mejor veo las pelis en mi computadora.

- Nada pasa si tienes aparatos electrónicos encendidos, eso es un hecho. En Aeromexico eso no importa, las sobrecargo se les erizan los pelos de verlos prendidos. Debe ser su KPI. 

- FlyDubai le dio el toque VIP al estilo de negocios de Ryanair. Aquí sí te dan número de asiento y ¡puedes rezar! Sí, los pilotos te indican la hora exacta de acuerdo a la posición del sol para rezar y la dirección a la que debes ver. También te indican la Qibla (dirección hacia Meca). Todo un plus para los musulmanes. Aunque no les den esta información, ya hay Apps que te indican cuando rezar, así que sin importar que estés aterrizando o despegando, puedes rezar. Me pregunto que pasa si da vuelta el avión a medio rezo...

Fly Dubai hacia Sri Lanka

Con todo, viajar es un deleite. El viajar avión es un prepago que hay que hacer para ver a la familia, hacer negocios o conocer no otros lugares, para mi, otros mundos. Todo lo pongo en ofrenda. Debe haber ingenieros trabajando ya en la teletransportación y los veneraré cuando lo logren. Por lo mientras yo ya estoy a punto de aterrizar en Emiratos Árabes Unidos, ya platicaré mis apreciaciones. Desde arriba, el desierto se ve muy impresionante.

Si alguien lee esto, llegó hasta este punto y tiene alguna linda experiencia que contar, estoy abierto a leerlo. Será todo un placer.

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